Poner atención es cada vez más difícil
De la diferencia entre prescribir y describir, una serie coreana y la capacidad de concentrarse.
Prescriptivo vs. descriptivo
En la primera edición de esta newsletter, te mencioné dos conceptos que se contraponen: prescriptivismo y descriptivismo. Ambos son enfoques desde los cuales se puede abordar el análisis lingüístico.
Por un lado, el prescriptivismo se dedica a establecer las reglas de habla y escritura de una lengua; por otro lado, el descriptivismo analiza el uso real de la lengua y lo describe —valga la redundancia—.
Yo tengo un pasado muy prescriptivista y luego otro en el que renegué de él y lo critiqué mucho. Ahora estoy en un punto medio en el que creo que lo importante es delimitar su función. Y es que el análisis prescriptivo es fundamental porque es la base de la creación de diccionarios o gramáticas, que son una guía para estandarizar la lengua y favorecer una buena comunicación.
El problema viene cuando algunos toman a las instituciones con este enfoque —la RAE, por ejemplo— como quienes tienen la verdad absoluta y no las cuestionan. Además, lo que indican son meras sugerencias y recomendaciones, no es como que si dices “todes” ya no estás hablando español o ya no se te entendió. Tampoco es que la palabra “wey” no exista porque no está en el diccionario de la RAE, solamente significa que no la han recopilado —o que, como son conservadores, no la quieren aceptar—.
Y voy a hablar del caso específico del español de México, que tiene muchísimas variedades —después te hablaré de los dialectos y por qué no son lo mismo que las lenguas indígenas— y que difiere en muchos sentidos del español de España; sin embargo, la referencia número uno cuando se discute cómo se dice algo es la RAE. Y lo que no entiendo es por qué se aferran a un diccionario que ni siquiera contempla todo nuestro léxico —ese trabajo lo hace mejor el DEM—.
Yo pienso que a la hora de escribir un trabajo académico es importante tomar en cuenta las reglas de la lengua y las recomendaciones de las academias, pero al escribir un mensaje o un tuit me parece innecesario. Y en una discusión en redes, considero muy absurdo el argumento de que algo está “mal escrito”, porque la función de comunicación se cumple aunque se escriba todos, todes o todxs —a pesar de que las últimas dos estén subrayadas en rojo mientras escribo—.
Start-Up
Aunque las series van en la sección donde te cuento qué vi y leí en la semana, mis comentarios se extendieron más de lo pensado y decidí ponerlos aquí.
Vi Start-Up, una serie coreana en Netflix que me atrapó un montón. Estaba dudosa porque los capítulos duran alrededor de hora y media y yo no suelo concentrarme tanto tiempo —generalmente busco series cuyos capítulos sean de media hora máximo—, pero decidí verla. ¡Y me encantó!
Trata sobre Dal-Mi, una chica que durante su temprana adolescencia se escribía cartas con Do-San, a quien nunca conoció en persona pero del que estaba enamorada. Años más tarde, lo contacta porque necesita que finjan ser pareja en un evento social. Y ahí se desatan varios problemas. Resulta que él nunca fue el que escribía las cartas, sino Ji-Pyeong, quien lo hacía como un favor a la abuela de Dal-Mi para levantarle el ánimo a su nieta porque sus padres se habían divorciado.
Y, en lugar de decir la verdad y ya, Ji-Pyeong encuentra a Do-San y le pide que lea las cartas y actúe como si sí las hubiera escrito. A su vez, Do-San tiene una empresa con sus amigos, Dal-Mi quiere iniciar una y ambos entran a un programa de desarrollo de startups en el que Ji-Pyeong es mentor.
Nunca había visto una serie coreana y me gustó mucho la estructura. Durante el episodio había momentos que se sentían perdidos, como preguntas que se quedaban sin respuesta o decisiones que no entendíamos por qué se habían tomado; entonces, al final de cada episodio, nos presentaban una escena que había sucedido durante los acontecimientos que ya habíamos visto pero en otro escenario y con eso le daban explicación o cierre. No sé si sea algo de las series coreanas o sólo de esta serie, pero me encantó.
Es una mezcla de drama, romance y comedia con una muy buena producción y paisajes muy bonitos. Además, agradecí el vistazo a una cultura muy distinta a la mía y lo que estoy acostumbrada a ver en las series que consumo. Te la recomiendo para pasar el rato y salir un poco de lo cotidiano.
Intervalos de atención
El otro día leí un tuit sobre que nuestra mente se está acostumbrando a consumir contenido breve y rápido y cómo eso afecta a nuestra capacidad para concentrarnos. Leerlo me llevó a reflexionar mucho sobre mi propia manera de consumir contenido.
Y es que, por ejemplo, cuando tengo tiempo libre, ver un episodio de alguna serie o leer un capítulo del libro en turno me parece mucho tiempo con el que no puedo comprometerme —ya lo decía en el tema pasado—, entonces veo Twitter o TikTok. Y al final termino pasando una hora en eso. No está mal, también me gusta, pero hay muchas cosas que quiero ver, leer o escuchar y no lo hago “porque no tengo tiempo”, cuando en realidad sólo no lo invierto bien.
Entonces comencé a estar más alerta para cambiar ese hábito y me sorprendió mucho notar cuántas veces sacaba mi celular para “distraerme tantito” en lo que veía una película o la cantidad de ocasiones que me salía de la app de lectura para entrar a Twitter “un ratito”. Eso casi siempre se convertía en media hora de redes y ya no regresar a lo que estaba haciendo.
Y lo que me asombró más es que no es que el episodio se pusiera aburrido o que el libro ya no me interesara. Incluso me sucede con videos de 1 minuto. Es sólo que no me es fácil concentrarme tanto, ni siquiera en algo que sí llama mi atención.
Supongo que tendré que volver a acostumbrar a mi mente a que se enfoque en una sola cosa y que lo haga por el tiempo necesario para completarla, así sea un TikTok o el capítulo completo de una serie. Si tú estás manteniendo tu atención en esta lectura, ¡felicidades! Y si no, quiero creer que esta es la razón.
Y yo qué onda
Ahora sí terminé de ver The White Lotus. Y la verdad no la disfruté tanto como esperaba. La gente en las redes la elogiaba muchísimo y no sé si eso elevó mucho mis expectativas o hay algo que no comprendí, pero no fui tan fan. Como serie no me pareció tan buena, porque dejaron varias cosas inconclusas que me hubiera gustado ver; sin embargo, como crítica me pareció muy atinada, no la sentí exagerada y creo que refleja bien lo apartados que están los mundos entre gente con ese nivel económico y los que están a su servicio.
También terminé de ver Todo va a estar bien y me gustó. Aborda temas importantes en la actualidad y da una perspectiva más realista de distintas situaciones relacionadas con la familia, los vínculos afectivos y la cancelación, por ejemplo. También disfruté mucho la fotografía, el entorno chilango, el uso espontáneo del lenguaje inclusivo y —también importante— que los episodios duraran alrededor de media hora.
The Americans sigue en pausa porque no la hemos encontrado todavía. Por lo pronto, ya estoy terminando una serie y un libro que te comentaré la próxima semana.
Extritas
Algunos recordatorios para días complicados.
Un perrito buceador.
Este perrito que intenta pertenecer.
Un videito musical mágico.
P.D.
¡Volví! Hace dos semanas me costó mucho escribir porque empezamos a hacer algunas reparaciones en mi casa y tuve que cambiar de espacio, lo cual me afectó mucho en cuanto a concentración e inspiración. Y después de fallar una vez es más fácil volverlo a hacer, ¿no? Porque la semana pasada se me complicaron los tiempos y se me hizo más sencillo posponer esta tercera entrega una semana más. Ya no quiero que me pase, así que prometo ser más organizada y constante. Y también prometo dejar de hablar de mi falta de organización en la P.D.
Espero que hayas tenido una muy buena semana y que hayas comido rico en estos días.
Muchas gracias por leerme y por quedarte. Hasta la próxima semana :)