TikTok como generador de análisis sociales
Del participio activo, un deporte olímpico y la relación de las uñas de acrílico y el COVID-19.
El participio activo
Estuve platicando con un amigo sobre cómo es muy común que las personas prefieran aceptar lo que otros dicen que es lo correcto en lugar de cuestionarlo.
Todo fue a partir de un TikTok que me envió en el que explican que el origen de la palabra presidenta es el participio activo de un verbo. Esto funciona así: tienes un verbo (en este caso sería presidir) y le agregas la terminación -ante o -ente para convertirlo en un sustantivo que refiere a la persona que hace la acción del verbo (presidir + -ente = presidente).
Es lo que pasa con cantar → cantante o participar → participante, por ejemplo.
Y ese es el argumento que los conservadores usan para decir que presidenta es incorrecto, porque presidente no está en masculino y no es necesario que se le ponga la -a al final.
Lo que decía este video y me pareció muy interesante es que no es el primer caso en el que se le asigna un género al participio activo. Toda la vida se les ha dicho “sirvientas” a las trabajadoras del hogar. Y nadie había protestado con que “aunque sea mujer se le debería decir sirviente porque no es ni femenino ni masculino”. Entonces —para sorpresa de nadie— la queja no es “que se arruine el español”, sino que se visibilice a las mujeres en un puesto de poder.
De ahí hablamos de la RAE, de cómo la gente siempre le da la última palabra, de la diferencia entre prescriptivismo y descriptivismo (que te puedo contar en otra ocasión), de mi pasado usando el argumento del participio activo y de cómo fue que rectifiqué el camino.
Golbol
Este martes se inauguraron los Juegos Paralímpicos y, aunque no los he seguido como me gustaría, me enteré de un deporte del que no sabía nada.
El golbol (o goalball) es un deporte diseñado para personas ciegas o débiles visuales. Consiste en dos equipos de tres integrantes que tienen el objetivo de meter un gol en la portería contraria. Me pareció interesantísimo que la forma en la que los jugadores identifican la posición del balón es mediante unos cascabeles que están dentro de él. La pelota es de caucho y se ve así:
Cuando estaba viendo el video de los highlights de la jornada de golbol me acordé mucho de mi mamá, porque ella (pedagoga) trabajó un tiempo con personas ciegas y débiles visuales y ella misma tuvo muchas dificultades con su vista. Estuve pensando en si a ella, que no le gustaba el futbol ni los deportes en general, le hubiera llamado la atención ver un partido o tal vez hablarle a sus alumnos sobre el tema. Creo que más lo segundo que lo primero.
Uñas de acrílico
Leí una nota en Malvestida sobre el problema que puede ser tener uñas de acrílico en tiempos de pandemia. Y es que, para medir el oxígeno con oxímetro, es fundamental que las uñas no tengan esmalte ni nada porque la luz que entra por la uña para hacer la medición puede ser obstruida.
Yo nunca me he puesto uñas, no me llama la atención. He tenido temporadas en las que me encanta pintármelas y otras en las que no tanto. Por ahora estoy en una de las segundas. Y supongo que si trajera uñas no sería un problema quitármelas en caso de necesitar hacerlo.
Pero esto me llevó a pensar en una plática que tuve con mi tía (directora de una escuela), en la que nos contaba sobre las reglas de vestimenta a las maestras. Y hay unas que entiendo pero otras no.
Ropa limpia: entiendo. No llevar tenis: bueno, ok. Zapato de tacón forzoso: no me parece, pero se podrían encontrar unos cómodos. Pero después agregó que también se les pide que se pinten el pelo si traen canas, para no verse desarregladas. Y eso ya me pareció excesivo. Es meterse con algo que no sólo involucra su vida dentro del aula, sino afuera. O sea, los zapatos se los pueden quitar saliendo de la escuela y ponerse los tenis, pero el pelo así se queda y la decisión de pintárselo o no me parece muy personal.
En fin, dos escenarios en los que la persona no tiene la última palabra sobre su apariencia personal: uno que considero injusto y otro que me parece muy entendible.
Y yo qué onda
Esta semana estoy leyendo Conjunto Vacío, de Verónica Gerber. Me llegó en la Cajita Sputnik1 de hace unos meses y la edición me pareció muy linda, pero hasta el momento no ha terminado de atraparme. Habla sobre una mujer que está rehaciendo su vida después de una ruptura amorosa y cuenta sobre varias de sus relaciones sociales. Me gusta la idea y me gusta la ilustración, así que le estoy dando más chance a ver qué tal. Seguramente la próxima semana te cuente mi veredicto.
También empecé a ver la miniserie The White Lotus porque la he visto mucho en redes. Es sobre un grupo de gente rica que está de vacaciones en un resort de Hawái. Me intriga mucho porque no sé si es drama o comedia —o las dos— y, claro, porque la trama involucra el misterio de una muerte. Llevo un capítulo pero estoy segura de que también la próxima semana te contaré mis opiniones.
Ya llevo un rato viendo The Americans, que es una serie sobre una pareja de infiltrados de la KGB en Estados Unidos. Justo acabo de terminar la segunda temporada y se está poniendo bastante buena. Es de esas series que no me gusta mucho ver sola, porque es medio compleja, pero en compañía sí la disfruto bastante. Lo que me parece más interesante es pensar en cómo era la vida de los espías, conocer un poco más de las cuestiones soviéticas y ver el choque que tiene esta pareja con que sus hijos sean estadounidenses y no sepan de su trabajo.
Por último, he estado escuchando en las mañanas el podcast Despertando. Me gusta porque empiezo el día más relajada y no me voy directo a redes sociales o noticias. Son episodios de menos de 10 minutos con una reflexión distinta cada día y los escucho en lo que me animo a levantarme.
Extritas
Este pingüino inspector.
Una página muy tierna en la que la gente te da un abrazo.
Este juego para decidir qué color es el que se muestra y ver qué tan controversial es tu opinión.
El video de alguien que tiene TALENTO.
P.D.
Estoy escribiendo esto un día antes del día que decidí que empezaría a llegar a tu correo y no puedo dejar de comparar la situación con toda mi vida escolar. Me cuesta mucho hacer los proyectos con tiempo cuando no me siento lista. Y puede que lo esté, pero mi mente dice que no.
Llevaba un rato pensando en hacer una newsletter pero no me animaba. Estoy suscrita como a 15 distintas y me encanta leerlas y aprender cosas nuevas, pero decidirme a escribir una era algo muy distinto.
Al final me animé porque estoy tomando un curso de copywriting y una de las tareas que podía elegir la semana pasada era crear una newsletter. También había otras opciones, pero consideré que era el momento apropiado. ¿Una señal? Podría ser. Así que fue la que elegí. Un día se me ocurrió el nombre, se lo comenté a mi hermana, me ayudó a hacer el diseño (gracias ♥) y comencé. Todavía siento que le hace falta tomar un poco más de forma y afianzar bien las ideas, pero por algo se debe empezar, ¿no?
Espero que te haya gustado este comienzo y que cada viernes disfrutes de un ratito de lectura y divagación conmigo.
Muchas gracias por quedarte. Hasta la próxima semana :)
La Cajita Sputnik es un proyecto que me encanta de @soysputnik. Cada mes manda a sus suscriptores una cajita que contiene un libro, una carta que explica su historia con ese libro, una ilustración referente y algún extra (hasta el momento me han tocado stickers, pero creo que pueden ser otros artículos).